Hay que ver cómo pasa el tiempo, un año más viejos y otro Protos y Tipos a la saca. Pues sí, hace un par de semanas nos fuimos a Zaragoza a cumplir con el evento del año para cualquier jugón de verdad, de los que se atreven con todo y se lanzan a probar ya no las novedades, que eso lo hace cualquiera, sino lo que está por venir y por diseñar.
Antes de seguir debo deciros que no me he acordado de hacer casi ninguna foto (cada vez soy más desastre), pero vamos allá y a ver que sale. Este año éramos un buen puñado de valencianos viajando al PyT y nos organizamos para contaminar poco y gastar menos. Nosotros fuimos de los primeros en salir, entre otras cosas porque llevábamos los dosieres del PyT, junto con los juegos, algunos encargos, el equipaje… llenos hasta arriba de todo. Viaje sin incidencias salvo que se jodió el aire acondicionado a mitad de camino (ya pasó el año pasado no sé si será por la altura), pero conseguimos llegar sin más incidentes que un poco de sueño.
Desembarco en el hotel y para las habitaciones. El hotel estaba bien aunque era muy, muy viejo y eso se notaba en detalles como el tener moqueta hasta en los picaportes o que en las habitaciones solo hubiera dos enchufes y ninguno de ellos en la cabecera de la cama, muy años 80 todo. Pero las camas eran grandes y cómodas, la ducha ya tal… ¬¬
En estos eventos multitudinarios, llega un momento en que conoces a tanta gente que te pasas la vida saludando, repartiendo besos y abrazos y tomando cañas (dios, que vida más dura). Este PyT no iba a ser menos, así que después de despejar la cabeza y descargar nos marchamos a tomar una cervecita para ir calentando motores. Como no tengo una línea temporal muy clara voy a ir soltando los juegos que probé sin ningún orden concreto, espero no olvidarme de ninguno. Pero antes voy a hablar un poco del PyT.
Un PyT cada vez más grande.
Si el año pasado ya éramos un cristo de gente, este nos juntamos 288 personas (a una media de 2-3 protos por barba… O_o) y una vez más el evento fluyó a las mil maravillas. El evento ha crecido un año más, pero no solo en asistencia, también en actividades.
El sábado pudimos disfrutar de un montón de charlas muy interesantes que cubrían todos los aspectos del juego de mesa; diseño, fabricación, derechos de autor, relación con editoriales. Charlas que por otro lado se grabaron y podréis ver en un futuro en el canal de Ludo (cuando digo se grabaron quiero decir que Paco Gurney las grabó, muchas gracias por el esfuerzo de pasarse todo el sábado currando). Este año se estrenó la Game Jam, un evento de creación de juegos y se repitió experiencia con el Playtesting organizado.
En resumen, el evento se va expandiendo hacia una actividad más profesional y espero que el año que viene siga creciendo en esa dirección.
Más grande, más caro y más cómodo.
Este año se optó por probar un nuevo hotel, después del desastre culinario del año pasado, esta vez en el centro de Zaragoza y sin pensión completa. Para mí ha sido todo un acierto, no solo resulta más cómodo para aquellos que no se alojan en el hotel, sino que además puedes comer lo que quieras en la amplia oferta de bares y restaurantes que hay alrededor. La contra es que el precio ha subido, pero no me parece mal en absoluto y creo que vale la pena la libertad que ofrece este nuevo formato a la hora de las comidas.
Os dejo un par de recomendaciones culinarias: El Maria’s Cantina, un tex-mex de los que te mandan al hospital con las arterias al borde del colapso, toneladas de queso. El japonés que hay a un par de calles, buffet libre con mucha variedad de sushi.
Los juegos.
Ahora sí, voy a contaros un poco lo que probé en el PyT (al menos de lo que me acuerdo, perdón si me olvido de alguno). También podéis escucharlo en el especial de Días de Juego al que me invitaron y en el que dimos un repaso de todo lo que habíamos jugado los allí reunidos.
Hipatia (yo mismo)
Yo venía con la intención de sacar mis dos juegos nuevos, el Hipatia y el Pasteur, pero al final solo jugué un par de partidas al Hipatia, aunque fueron muy productivas. Yo creo que este año es de las veces que he jugado menos a mis juegos, pero no me arrepiento en absoluto. He podido probar unos cuantos juegos de otros autores y me he inflado a dobles de cerveza : )
La lonja (Jorge Barroso).
Un juego de subastas, con muchos flecos que corregir y con un elemento distintivo del tamaño de un camión, literalmente. En este juego vamos a hacer una subasta inversa por un lote de pescados, es decir partimos de una cantidad que va a ir bajando hasta que algún jugador se lance y compre el lote. Los pescados vienen en diferentes colores y los usaremos para completar pedidos que nos darán pasta. Pero lo importante no está en la subasta, que ya la hacen muchos juegos, sino en “la caja”. La caja es eso, una pedazo de caja de madera de 30x30x30 con un pulsador rojo encima y una pantalla digital en un lado. La coña está en que solo el jugador inicial puede ver la pantalla, canta el precio inicial a los jugadores y cuando pulsa el botón esta cifra empieza a bajar como un cronómetro. Los jugadores deben calcular en cuanto está la cifra y cuando lanzarse a por el botón, con cuidado de ir demasiado pronto y quedarse sin dinero a mitad de partida. Un ejemplo claro de cómo un elemento distintivo puede marcar y dominar un juego y convertir algo, que de otro modo pasaría desapercibido, en un buen producto.
Junkyard (Shei Santos, Israel Cendrero).
Una de las últimas creaciones de Llama dice. Un juego de colección de sets con un sistema de draft. En el seremos los encargados de un desguace de coches y trataremos de apilar los vehículos que vamos adquiriendo en el draft en columnas del mismo color, tratando siempre de que los coches en peor estado estén en la parte de abajo. Durante el draft también conseguiremos dinero, que usaremos para operar la grúa y colocar los coches en los diferentes montones. A falta de ajustar algo el sistema de puntuación e implementar alguna reglar que rompa la dinámica de turnos me pareció resultón. Habrá que seguirle la pista que estas llamas no dan puntada sin hilo.
Myths of the mountains (Eduardo Horna).
Un euro sencillo de construcción de patrones, los jugadores tratan de recrear un paisaje de montaña con unas cartas que representan estanques, montañas, bosques y ¿casas? Cada turno cogeremos nuevas cartas de construcción y recursos para poder jugarlas. También podremos activar a unos personajes especiales extraídos del folklore nacional que nos permitirán realizar acciones especiales. Todo con el objetivo de cumplir agrupar cartas del mismo color a la vez que jugamos con el equilibro de los tipos de terreno que hemos construido. El núcleo del juego funcionaba aunque necesitaba ajustar cosas como los poderes de las cartas especiales o los marcadores de equilibro.
Rapsodia (Juan Carlos Romero).
Otro juego de construir patrones, en este caso partituras musicales que se formaban poniendo unas losetas con las notas musicales y tratando de puntuar el máximo número posible de objetivos en función de las partituras creadas. El motor del juego eran unas cartas que los jugadores usaban para determinar el orden de turno y que fichas podían colocar. El juego tenía cierto nivel de complejidad, aumentado por el uso de muchos tecnicismos relacionados con la música.
KO (Mark Muñoz y Andrés Saldeño).
Un juego de boxeo muy entretenido que usaba un enorme mazo de cartas para repartir los sopapos. La parte más divertida eran las caras de los boxeadores (Rocky y Mr. T.) que estaban formadas por 4 losetas que iban mostrando un aspecto cada vez más magullado de las partes de la cara. El juego combina varias mecánicas de manera bastante acertada y aunque necesitaba algo de trabajo, sobre todo de simplificación de componentes y algunas de las mecánicas, le vi bastantes posibilidades. Este es otro ejemplo de presentación dominante, había dos componentes (las caras de los boxeadores y un tablero con dos figuras) que seguramente se podrían sustituir por algo mucho más económico y sencillo de producir, pero que eran lo que hacían el juego tan atractivo.
Lost in wonderland (Óscar Romero).
Un juego con mecánicas tipo mankala en el que trataremos de meter los conejos de nuestro color en los distintos agujeros del tablero. Al final de la partida, cada uno de esas “madrigueras” se puntuar según su propia regla de puntuación para decidir el ganador. Además disponemos de unos conejos blancos que no pertenecen a ningún jugador que pueden usarse para activar algunas habilidades especiales. Funcionaba bastante bien salvo un pequeño desequilibrio en el tablero de juego que habría que corregir. Un juego visualmente muy bonito y que puede ir directo a la editorial esta francesa que hace juegos sobre cuentos clásicos.
The king’s unicorn (Eugeni Castaño).
Un juego de Eugeni, bueno… de alguien a quien tiene encerrado en su sótano porque no se parece a nada de lo que hace normalmente. Este nos pilló de madrugada y cansados, pero como era un juego de él y siempre lleva parties y fillers muy animados nos lanzamos a probarlo. Además el tema era genial, un rey que quería regalarle a su hijo malcriado un unicornio y como los unicornios no existen los jugadores tenían que entrenar un disfrazar a unos cerdos mágicos para que colaran como unicornios, la risión… y resulta que era un euro de selección de acciones. En el juego tenemos varias acciones disponibles; dar de comer a nuestro cerdo, hacerle cagar joyas, entrenarlo y comprarle cosas para que esté guapo, disfrazarlo de unicornio y dejar que se relaje para que se le pase la mala ostia. Durante la partida se llevan a cabo tres fases de puntuación en las que el rey evalúa a nuestros cerdicornios para ver si dan el pego. El juego funcionaba bastante bien aunque la mecánica del estrés frenaba mucho el juego. Cuantas sorpresas esconde este hombre.
Rey Midas (Eugeni Castaño).
Otro del mismo autor, este sí que era un party. En este título somos ladrones que han recibido el encargo de desvalijar el palacio del rey Midas, cada turno el jefe de los ladrones nos dirá que quiere que le llevemos dos o tres tipos de objeto de los 4 que hay en el juego. Estos objetos se representan por un montón de tokens con los dibujos de los mismos y cuando empieza el turno los jugadores deben recoger tantos como puedan. La gracia está en que hay dos tipo de objetos; los que tienen una pálida línea amarilla alrededor (que son de oro y los que tenemos que robar) y los que no la tienen (que son los que ha tocado Midas y no son de oro de verdad). Antes de empezar el turno los jugadores miran la mesa y tratan de memorizar dónde están las fichas que quieren capturar, entonces todos los jugadores se ponen un antifaz con lentes amarilla y empieza la fiesta. Si de normal ya no se distingue muy bien el amarillo pálido de los objetos, con el filtro de color de las lentes ya es algo imposible y debes confiar en tu memoria. Muy divertido y funcional, seguro que el juego encuentra editor en breve.
Viaje al centro de la Tierra (Alberto Millán).
Este fue uno de los juegos que más me gustó, un Roll&Write sin roll donde los jugadores deben viajar al centro de la Tierra, emulando las aventuras escritas por Verne. Básicamente se trata de hacer una línea que una el punto de entrada con cualquiera de los tres puntos de salida y durante el viaje recoger fósiles, animales exóticos y otras maravillas de nuestro viaje para asombrar al mundo cuando volvamos. Cada turno se sacan 2 cartas, una nos dice en que fila o columna vamos a pintar y la otra el elemento a poner. El juego está muy chulo e implementa un sencillo sistema de interacción entre los jugadores que básicamente consiste en bloquear una casilla a uno de tus rivales cuando sale la carta de dinosaurio. Como he dicho un juego muy guay y que sospecho va a acabar publicado más pronto que tarde.
Despistas (Marc Fresquet).
Este es otro de los juegos que causo furor en el evento y que varios editores miraron con ojitos. Nosotros lo jugamos de vuelta a casa porque llevaba al autor en el asiento de atrás. El juego es una mezcla entre el Concept y el código secreto, dos equipos con sus respectivos capitanes deben tratar de adivinar una palabra común que solo los capitanes conocen. La cosa es que los capitanes van dando pistas una después del otro con la peculiaridad que el primero en responder es el equipo contrario, eso hace que dar una pista demasiado clara no sea una buena idea y es mejor despistar un poco con la esperanza de que tu equipo acierte en el rebote. Muy divertido, se puede jugar en cualquier lado y solo necesitas una baraja de cartas.
Y alguno más se me queda en el tintero pero con mi memoria de pez y las pocas fotos que hice, es lo que hay.
Resumiendo, este evento siempre ha sido un referente para los autores pero cada vez se hace más grande y más potente. Si quieres ser autor de juegos de mesa es un evento que no puede perderte, así que si nunca has ido empieza a ahorrar porque es de las cosas que marcan un antes y un después en tu desarrollo profesional como autor.
Nos vemos en la próxima entrada que si puedo serán las actualizaciones de la sección de portafolio con los nuevos protos. Recordad como siempre que podéis seguir las RRSS en Twitter, Facebook e Instagram.
P.D.: Voy a remarcar el único puntito negativo del evento, “los del stand”. Ya sea por desconocimiento (apuesto por esto) o por desconsideración (espero que no), siempre hay algunos que confunden el PyT con un evento en el que exponer su juego a compradores y tienen una mesa en “propiedad” durante todo el evento, 24h. Este año, como siempre, pasó con algunas mesas, recuerdo un juego de minis que se pasaba horas y horas si nadie sentado (el año pasado fue otro juego de minis, va a haber que prohibirlos…).
Señores, PyT no es para eso, para enseñar el juego a 400 personas tienes Jesta, LES, Córdoba, DAU… pero aquí no, aquí se viene a sacar el proto y que otros jugadores te lo rompan para mejorarlo. Y por supuesto a devolverles el favor, porque si tu juegas 14 partidas a tu juego es porque hay un montón de gente mucho más generosa que juega solo 2 o 3 veces a su juego y 12 a los de los demás. Si todos hiciéramos lo mismo tendríamos 60 mesas con su autor sentado mirando al infinito. Venid con esa idea la próxima vez, disfrutaréis más y ayudaréis a vuestros colegas, sed el tío del 3/12 no seáis “los del stand”.