Hola a todos… madre mía publicando dos semanas seguidas, cualquier va a pensar que esto va a recuperar su ritmo habitual (no).
La cosa es que la semana pasada fue el evento anual de la Asociación Ludo, el Woodstock de los prototipos, el Mardi Gras de la creatividad y los cartoncitos recortados, el Área 51 de lo que está por venir… si señores, el Protos y Tipos 2018 en todo su esplendor. Para el que no sepa de qué va (¿hay alguno aún?) es un evento donde durante 3 días se juegan exclusivamente prototipos, 48 horas non-stop de testeos y cachondeo.
Si eres autor de juegos, tienes que estar allí. Pero no voy a explicaros porqué, mejor os cuento como fue el viaje y ya os ponéis los dientes largos vosotros solos ^_^
Hit the road Jack
Nuestro viernes arranca con el coche cargado de dossiers un par de maletas y un scape room en las calles de Valencia intentado recoger a Paz (la cansina de Juego y Paz) y llegar a Zaragoza antes de la cinco (buen intento). A eso de las seis nos plantamos en el hotel y descargamos los esperados dossiers, subimos a la habitación para dejar los trastos y cotillear las habitaciones, muy potito todo, y pa’bajo que aquí habíamos venido a jugar, no a admirar las habitaciones.
Y parió la burra.
Este año éramos una barbaridad de gente, más de 200 personas, casi el doble que el año pasado, y aunque desde organización el temor de no poder controlar semejante horda de desalmados era acuciante al final no fue para tanto y todo el trabajo previo al evento permitió que discurriera sin incidencias.
Felicidades a la organización, un trabajo de 10.
Lo dicho, doscientos y pico asistentes y una cantidad de juegos inabarcable que hacían de este PyT algo que no habíamos visto hasta ahora. Si antes era más o menos posible jugar con bastantes de las cosas que se llevaban al evento, ahora ya es un milagro si consigues jugar al 10% de lo que hay allí (definitivamente el evento necesita durar 1 día más). Pero bueno, hicimos lo que pudimos y tratamos de catar todo lo que se nos ponía por delante.
Empezamos saludando por la sala cual fallera mayor y arrancamos con ganas con una partida al PooFC que llevaban los chicos de Dédalos. Nos pusimos a lanzarnos mierdas (literalmente) unos a otros, tras la partida el pertinente feedback y a seguir XD.
El siguiente fue la Jaula, un juego de peleas de Ramses Bosque con un sistema de gestión de mano muy limpio que te lleva al “tú crees que voy a jugar esto pero en realidad jugaré esto pero eso ya lo habrás pensado así que en realidad elegiré la primera opción pero como seguro que…” Me pareció muy chulo.
Luego creo que jugué al 99 de Perepau, ¿o fue el sábado?… no lo tengo muy claro. Un filler de agilidad visual y números. Y trampas, muchas trampas. Nos reímos una jartá y probamos el modo básico y el avanzado, que me pareció demasiado complejo y que acabó en un desmadre generalizado XD.
El horror. El horror tiene rostro…
Y llego la hora fatídica que todos recordaremos como el principio del fin, sentados en las mesas del pabellón de la muerte (del buen gusto culinario), esperábamos ilusionados ignorantes del terror sin forma que reptaba hacia nosotros desde las infectas y gibosas cocinas del hotel. Uno tras otro, platos innombrables cocinados más allá del tiempo y el espacio y recalentados por rituales oscuros desafiaron nuestra cordura y nos recordaron que en eones oscuros hasta la muerte puede morir de ardor de estómago si la obligas a comer lo que nos echaron en ese hotel.
Si alguien, yo incluido, te dice que la seña de identidad de PyT son los protos y el ambiente de trabajo te está mintiendo. La verdadera seña de identidad es lo jodidamente mal que conseguimos comer año tras año. No descarto que en PyT2019 nos sirvan Soilent Green.
Juega que algo queda.
Superado el shock de la primera comida decidí quitarme el mal regusto de boca jugando, que es a lo que yo había venido. Empecé la noche con un Cthulhu is rising de Judit y Fernando, un semi-cooperativo donde tratábamos de cerrar más portales que nadie enfrentados a las fuerzas malignas que habían preparado nuestros menús. Un juego de cartas de gestión de mano muy entretenido.
Después jugué a The exorcist, un juego de colocación de trabajadores donde tratábamos de desencantar las casas del pueblo mientras ganábamos ¿reputación? Cool.
Y ya a las cuatro de la mañana y con un par, nos pusimos a darle al 18XS. Y salió una partida bastante rara y muy corta, solo 45 minutos, que dejo la cosa en un coitus interruptus total. Después de darle unas vueltas creo que el culpable fue una regla que implementé en el DAU para compensar la aparición de losetas iniciales que ha tenido un potente efecto secundario acelerando la partida. Regla eliminada y a seguir ajustado la duración para que se quede como a mí me gusta. Y ya nos quedó el tiempo justo para charrar un rato e irnos a dormir poco antes de las seis. Ducha y al sobre a dormir unas horitas.
Muy pocas horas de sueño…
Es la otra seña de identidad de este evento, con el lema de “ya dormiré el domingo” me levanté con solo dos o tres alarmas y me metí debajo de la ducha para intentar resucitar las neuronas suficientes para llegar al desayuno.
Debo reconocer que el desayuno estaba bien, después del terror que supuso la cena me temía lo peor, y sabiendo que la comida no iba a defraudar mis expectativas no-euclideas me inflé a comer como buen español en buffet; salado, zumo, café, dulce, más zumo y de nuevo salado, y un donut para hacer tapón y que no salga todo al toser. ¡Y al tajo! porque la mañana del sábado teníamos una de las actividades que se estrenaban este año.
Playtesting organizado.
Siguiendo un formato usado en otros eventos de fuera de nuestras fronteras, Nuria, Eloi, Joan y Ferrán montaron una sesión de playtesting para 20 autores (aunque yo diría que allí éramos más) que se juntaron en una parte de la sala para probar juegos de manera ordenada. El evento duró de 10 a 14 y durante 4 rondas cada uno de los participantes probó 3 juegos de otros autores y tuvo la oportunidad de probar uno suyo.
Tenía curiosidad por ver cómo funcionaba esto, que era algo que no había visto nunca. Y ver qué posibilidades tenía para el futuro y salí de allí encantado.
Ventajas: para los novatos es una forma estupenda de romper el hielo, si eres un poco tímido puede impresionar un poco todo esto del PyT con tanta gente, autores conocidos y tú pensando que tu proto es una mierda (que es verdad, pero eso no quiere decir que no sea bueno) y que mejor no sacarlo. Con esta actividad en un momento has conocido a 15 o 20 personas, has jugado con ellos y te has metido en la dinámica del evento, me parece algo a repetir todos los años. Pero no solo para los novatos es una herramienta genial, para los más veteranos también es muy útil. Uno de los “problemas” que tienes en las jornadas y eventos es que te pasas más tiempo saludando a gente y charrando que jugando, y está muy guay pero claro luego se te hace la hora de comer y has jugado a dos fillers de 30 minutos en toda la mañana, con este tipo de actividades te obligas a jugar que es a lo que has ven ido.
Desventajas: La única desventaja que se me ocurre es que requiere de gente organizando que no puede jugar durante el mismo. No sé si sería posible montarlo de modo que se redujeran al mínimo las necesidades de organización.
Bueno, durante este playtesting organizado pude jugar al Horrible garden de Giansimone Migoni, un juego de pujas donde tratamos de hacer crecer una planta carnívora y nos cuidamos de no perder los dedos en el proceso. Me pareció divertido pero con demasiada poca información para la toma de decisiones, lo que dejaba demasiado en manos del azar.
Luego tocó el turno de El secuestro de Rili Qaiba, un juego de rol con soporte de tablero que se me hizo un tanto extraño en un lugar donde había exclusivamente juegos de tablero. El sistema me pareció sencillo y correcto pero el motor de cartas era muy engorroso y no tengo claro que tenga sentido en un panorama rolero que hoy por hoy apuesta con fuerza por los dados personalizados para este tipo de productos.
La tercera ronda fue para mis pinzones que se comportaron con soltura si saber lo que se les vendría encima al día siguiente #miprotoesunamierda
Para la última partida de la actividad me tocó jugar a Favelas de (si no me equivoco) Luis Ranedo Torres, un euro medio de gestión de recursos y control de zonas bastante con un motor de cartas de gestión de mano (muy Cats XD) que me gustó. Fue la partida más larga y aunque no la pudimos terminar sí que sacamos un feedback que espero fuera interesante. Para mi gusto el juego necesitaba un poco más de dinamismo en las estrategias, porque era fácil caer en la especialización y terminar con cada jugador repitiendo su propia estrategia sin interactuar demasiado con el resto. Fue el que más me gustó de los tres que jugué.
¡Penitenciagite!
Y llegó la hora de purgar nuestros pecados en el salón de penitencias, mi mente ha tenido a bien borrar lo que los sectarios nos sirvieron ese día para comer, pero recuerdo patatas… patatas… every time, I think I’m gonna wake up back in the jungle…
Premio Eduardo Nevado, charlas y Asamblea General
Después de la comida me acosté 15 minutos y bajé a la entrega del premio EN que este año ha sido para Manu Sánchez por su labor integrando juego y enseñanza para los más pequeños. Luego había una charla pero yo estaba totalmente destruido y me volví a la habitación a ver si podía robar medía hora más de sueño antes de la Asamblea General de Ludo. No os revelaré de que se habló allí porque tendría que mataros pero se trataron temas muy interesantes ^_^. Acabadas las obligaciones de la Asociación, nos abrazamos todos y tocaba volver a las mesas y probar unos cuantos juegos más.
¡A jugar!
Probé el Monster Store, un filler de cartas con mecánicas de set-collection, de estos que parece algo muy chorras hasta que se acerca el final de la partida y pega un salto de interés que te tiene agarrado a las cartas mientras planeas como cerrar la partida y llevártela a tu huerto. Una sorpresa muy agradable.
Luego cayó una partida al Space Butterfingers de Ferrán Renalias, un juego de selección de acciones y set-collection donde los trabajadores de mantenimiento de una nave espacial tratan de recuperar la carga que han expulsado por error al espacio.
Y de nuevo el paseo al altar del sacrificio donde nos sirvieron el rancho, que esta noche incluía algo que mi cerebro trataba de llamar “macarrones con tomate” —Perdone camarero ¿me podría traer un poco de queso rallado para los macarrones? —Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn.
Después de pasar las pertinentes tiradas de salvación por Constitución pudimos volver a la sala a darle al vicio. Pero antes nos subimos a las habitaciones y empezamos a empaquetar droga como si no hubiera un mañana, aquello parecía un episodio de Breaking Bad mientras rellenábamos bolsas con chuches y Lacasitos para repartirlos de contrabando (porque el hotel era muy majo y no quiso dejarnos poner una mesa de chuches para los asistentes).
Esta vez le tocó el turno La viña, un juego de José Ramón Palacios con un sencillo sistema adquisición de cartas mediante el movimiento de peones y su posterior venta. Me pareció interesante aunque si llegabas el último al mercado te podías quedar sin poder vender tu carga, le comenté que preferiría que hubiese una acción de perdedor que al menos no te diera la sensación de haber perdido el turno.
Y mi juego de las jornadas, Hold the door de Nuria Casellas. Puede que fuera porque en Cannes me quedé con ganas de probarlo, pero me senté con muchas ganas de jugarlo y cuando la autora nos dijo —Es que no acaba de funcionar porque no se genera la sensación de tensión—, sacamos las tijeras de podar y nos lanzamos a jugar con la malsana idea de ir sugiriendo cambios sobre la marcha. La cosa es que nos lo pasamos muy bien jugando un poco a lo loco y después de una primera partida teníamos unas cuantas ideas para el juego. De hecho tantas que aprovechando que Nuria se fue a por una cerveza le robamos el juego y se lo enseñamos a dos que pasaban por allí XD. Muy divertido, espero que consiga arreglar las cosas que no le acababan de gustar y poder jugarlo de nuevo.
Antes de irme a dormir conseguí engañar a unos cuantos para que jugaran con mis pinzones y probamos la última versión del juego. Sugirieron unos cuantos cambios y me tomé nota para ver si podía probar alguno al día siguiente ¡Y corriendo a dormir! (esa noche decidí no hacer muy tarde, las 3 y media, para poder dormir al menos 5 horas y estar descansado para el viaje de vuelta).
Sunday, Blody Sunday.
Ains que esto se acaba, desayuno continental y a intentar exprimir las últimas horas del evento… Esa mañana me hice dos pedazos de euro y me lo pase genial.
Hereus 897 de Toni López, un euro de selección de acciones, mayorías y control de áreas que nos metía de lleno en el desarrollo de la nobleza catalana en el siglo X. Muy entretenido y con un gran potencial, tras la partida le sugerimos algunos cambios y el juego promete. Había un chaval muy joven jugando la partida y lo comento porque había algunas familias que vinieron con la descendencia y mola ver a chavales muy por debajo de la edad recomendada de los juegos colocando trabajadores y gestionando recursos como pros ^_^
Exploradores del Ártico fue el segundo proto que jugué, sé que era de Kiru y de otro par más de personas de cuyos nombres no me acuerdo T_T. Un euro de colocación de trabajadores muy baqueteado, donde los jugadores viajan entre los icebergs descubriendo nuevas especies animales, cazando y tratando con los inuit (a los que parece que hay que alimentar también…). Muy chulo también aunque me hubiera gustado poder acabar la partida, otra vez será.
No tire la toalla entrenador, puedo hacerlo.
Ya solo teníamos que pasar una última vez por el carnaval del horror estomacal y seríamos libres (porque estaba todo asqueroso pero lo habíamos pagado y un español no tira algo que ha pagado), el Chef con meteorito Michelón del hotel nos deleitó con la misma ensalada que habíamos comido las otras 3 veces anteriores (la lechuga troceada son las nuevas patatas), una especie de pizza-hojaldre con cosas y carne guisada con arroz pasado y escaso.
Y después de la comida ya tocaban las últimas partidas, la despedida de la gente, besos y abrazos y las últimas cervezas.
Now I’ve had the time of my life
Con las salas vacías y los últimos de Filipinas alargando la charla lancé mi frase infalible —¿Queréis jugar con mis pinzones?— Como negarse a semejante ofrecimiento, las últimas partidas del PyT2018 resultaron muy provechosas, resulta que Roberto es el maestro Miyagi del Tute y sus consejos fueron muy valiosos para arreglar los problemas de mi juego de bazas (que sí, no voy a engañar a nadie es una especie de tute con 5 palos y un set-collection de objetivos para puntuar). Listo para la siguiente tanda de pruebas.
Y ya sí, todo terminó, últimos abrazos y besos y de vuelta para Valencia. El resumen del evento es que ha sido espectacular, la organización se ha currado un encuentro espectacular y a pesar de la avalancha de participantes todo ha salido a pedir de boca. Esta semana toca hangout post-PyT y comentaremos como se ha visto todo de puertas para dentro y a ver que sugerencias salen para la edición de 2019 de un evento que tiene cuerda para rato.
Nos vemos en la próxima entrada, un saludo y recordad que podéis seguir el blog en facebook, Google+, twitter e Instagram.