Pues ya está aquí 2018 con sus proyectos lúdicos y un montón de ganas de hacer cosas y verlas publicadas. El último fin de semana de cada mes, Ludo Valencia organiza una quedada de autores para probar protos y dejar claro que son una mierda y todavía hay que dedicarles muchas más horas. Y a eso mismo dedicamos el sábado pasado, inspirados por el espíritu de nuestra nueva mascota, la caquicornia, nos tiramos todo el día jugando y criticando a nuestros hijos lúdicos.
La cosa empezó temprano con desayuno a base de saludables cruasanes de mantequilla y charla lúdica de estas de arreglar el mundo editorial, el del crowdfunding y ya de paso el problema de Catalunya. Esta vez habíamos quedado en la tienda Homolúdicus y desplegamos nuestros enseres para empezar a darle a los testeos.
En un despliegue de generosidad y decoro, grité ¡Me pido primer! y solté mis cartas sobre la mesa antes de que el resto pudiera reaccionar. Había llevado un par de ideas sobre las que estoy trabajando (además de mis trenes que siempre van en la bolsa por lo que pueda pasar) y probamos un juego de bazas que podría ser el próximo proyecto conjunto con Jordi Bayarri que siga la Colección Científicos, “Los pinzones de Darwin”. Un juego familiar de bazas basado en el viaje de Darwin en el Beagle y su paso por las Islas Galápagos, con pinzones, semillas, gusanos y piedras volcánicas.
El juego funciona bastante bien y tras una discusión sobre el equilibrio cambié totalmente la forma de desarrollar el turno. Arreglando un problema crucial que podía dejarte sin ver juego durante varias rondas. Ahora el juego parece más equilibrado y toca experimentar sobre el número de jugadores, creo que funciona bien a 4 y 5 jugadores pero tengo que probar que tal va con 3 y sobre todo con los temidos 2 jugadores. En cualquier caso, los primeros testeos han sido muy prometedores y me deja buenas sensaciones, a ver cómo avanza.
Luego fue Félix el que se abalanzó sobre la mesa ante las quejas de Paz, que es demasiado educada y buena persona para la panda de buitres que somos el resto. Y fue el turno de “Kawai café”, un set collection de cartas donde aporreamos una máquina de café para conseguir el combinado perfecto. El juego es rápido y salvo algunas dudas sobre las reglas y las puntuaciones que Félix iba alterando sobre la marcha, funcionó bastante bien. Otro éxito de Ludo Valencia.
Ahora sí, Paz saco sus hexágonos a la mesa y preparó una partida a 5 de “Secuestra a la mascota”. Que va cambiando de nombre y depurando mecánicas. Básicamente es un juego de programación de acciones donde los equipos deben capturar una mascota (inanimada) del campamento rival y llevarla de vuelta al propio. El juego a 5 deja un entreturno demasiado largo, funcionando mucho mejor la prueba a 3 jugadores. Le vaticino unos 2 o 3 cambios de nombre más a este juego antes de tener una versión definitiva : )
Acabados los fillers y familiares nos pusimos a darle a los juegos de verdad… pero se nos vino la hora encima y tocaba cerrar para comer. Como Homolúdicus no abría de nuevo hasta las 5, decidimos mudarnos a Benimaclet y seguir el Caquiworking day en mi casa.
Un saludable kebab para mantener la dieta sana del día y un cremaet en el bar Murta que los hacen de escándalo (para quien no sepa que es eso, es un carajillo con canela y piel de limón al que se le quema el alcohol, cosa fina oigan).
Y le tocaba el turno a Silvestre y su “Shinobi”, un dungeon crawler de temática oriental donde los jugadores forman parte de un clan de ninjas que debe cumplir misiones de infiltración en el Japón feudal. Jugamos la primera misión y nos lo pasamos muy bien, aunque había algunos elementos como el reparto inicial de objetos que quedaban un poco al azar. A falta de encontrar un elemento diferenciador que lo levante sobre otros juegos del género más allá de la temática es una base muy sólida para desarrollar.
Segundo juego duro de la día, “El faro de Alejandría” de Marc. Probamos el megatablero y los nuevos diseños de cartas de este juego que cogía forma en el último Creajocs. Después de jugar coincidimos en que se había perdido parte de la frescura del original y que quizás les vendría mejor simplificar algunas mecánicas para centrar el juego en el mercadeo de contratos.
Y terminamos el Caquiworking day con “Asedio” de Manu, que presentaba importantes cambios con respecto a lo que yo había podido probar hace ya un tiempo. Un juego de colocación de trabajadores donde competimos por ser los primeros en conquistar una fortaleza. Para mi gusto le faltaba algo de interacción entre jugadores, especialmente tratándose de un tema militar. Puntazo los meeples-sacerdotes que se los mandas a otro jugador y consumen alimentos pero ni producen ni los puedes eliminar XD.
Como veis fue un día de lo más completo y todos los juegos tuvieron su momento de mierda, ahora a seguir currando en ellos para que la próxima partida sea un poco mejor que las anteriores.
Nos vemos en la próxima entrada, y recordad que podéis seguir el blog en facebook, Google+, twitter e Instagram.